Mágicas, se posaban la una al lado de la otra, formando un círculo aleatorio de energía.
Estaban inmersas en la grandeza de sus corazones y de los colores que las guiarían.
Ellas traspasarían fronteras, religiones y lenguas, porque la verdadera misión era reunirse, entretejer historias vivas a corazón abierto, gestando vida en la vida y pariendo creatividad pura.
No sólo era un círculo, era una hermandad que emergía, que conectaba con ellas, y a través de ellas, trayendo sabiduría del pasado para proveerles un lenguaje más puro, más nítido en este hoy al que llamamos presente.
a mis compañeras y amigas de pintura,
a mis compañeras y amigas de pintura,
Angélica Ortega
Lika Essence.